Lo cotidiano.
Lo vacío y lo lleno.
Desde el momento que abrimos los ojos al punto de
la mañana lo primero que vemos es un espacio, es nuestro lugar más íntimo,
nuestro dormitorio, una habitación de hotel, una tienda de campaña, una auto
caravana e incluso una caja de cartón que nos sirve de cobijo.
Desarrollando nuestra actividad diaria siempre nos
desenvolvemos en lugares (espacios), unos más grandes otros más pequeños, a
veces llenos y otros vacíos.
Los neófitos sentirán diferentes sensaciones en los
lugares llenos (sensación de agobio), y otra completamente diferente en los
lugares vacíos (soledad, desangela miento).
Nosotros deberemos de ir más allá de este
pensamiento cotidiano y donde vemos un espacio lleno, debemos ver una
oportunidad de reorganización y una mezcolanza de actividad y diseño, de este
mismo modo cuando nos encontramos en un espacio vacío sentimos la obligación de
dotar a ese espacio de cierta entidad espacial.
Como
hemos citado nuestra cotidianeidad diaria se mueve en torno a espacios, unos
nos resultan agradables y otros nos resultan aburridos y ordinarios.
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